01 -
Calienta el aceite de oliva en una cacerola honda a fuego medio hasta que esté brillante. Añade el ajo picado y déjalo chisporrotear por 1 o 2 minutos, hasta que suelte aroma, ¡pero asegúrate de que no se dore!
02 -
Espolvorea la maicena sobre el ajo en el aceite y remueve sin parar durante un minuto. Esto elimina cualquier sabor a maicena cruda y prepara la base que espesará la salsa.
03 -
Vierte la leche y el caldo poco a poco mientras remueves enérgicamente para que no queden grumos. Una vez que la mezcla esté homogénea, sube el fuego a medio-alto y deja que hierva suavemente, removiendo a menudo.
04 -
Permite que la mezcla hierva ligeramente durante unos 2 minutos, removiendo constantemente para que no se pegue. Deberías notar que se va espesando; no la hagas demasiado espesa todavía, ya que agregarás más ingredientes después.
05 -
Apaga el fuego y agrega poco a poco el queso cottage batido junto con el yogur. Remueve bien hasta que la mezcla esté completamente suave. Este paso sin calor ayuda a que los lácteos queden sedosos y no se corten.
06 -
Regresa la cacerola al fuego medio y añade el parmesano, la sal, la pimienta y el condimento italiano. Revuelve mientras llevas la mezcla a un hervor suave durante otros 2 minutos, hasta que todo se derrita y la salsa tenga una consistencia cremosa que cubra una cuchara.