01 -
Pon el horno a 200°C (o 180°C si es de convección). Mientras se calienta, vamos a preparar todo lo demás.
02 -
Coge las pechugas y un cuchillo afilado. Corta con cuidado por un lado para hacer un bolsillo profundo, ¡pero sin atravesar! Intenta cortar por el lado del pliegue natural, para que el lado liso quede intacto. Sazona tanto dentro del bolsillo como por fuera con la mitad de la sal y pimienta.
03 -
Derrite la mantequilla en una sartén apta para horno a fuego alto. Cuando burbujee, añade los champiñones y déjalos cocinarse unos 3 minutos hasta que empiecen a dorarse. Luego echa el ajo, el tomillo y el resto de sal y pimienta. Cocina 2 minutos más hasta que los champiñones estén dorados y huelan genial. Agrega las espinacas y remueve hasta que se marchiten, cosa que ocurre muy rápido, ¡en unos 30 segundos!
04 -
¡Ahora la parte divertida! Mete la mezcla de champiñones en el bolsillo de cada pechuga. No escatimes, ¡llénalo bien! Luego coloca unas lonchas de queso encima de los champiñones. Asegura las aberturas con palillos. No te preocupes si no quedan completamente cerradas, con que estén casi cerradas vale.
05 -
Limpia la misma sartén con papel de cocina (no hace falta lavarla, ¡esos restos dan sabor!). Añade el aceite y caliéntalo a fuego medio-alto hasta que brille. Pon con cuidado el pollo relleno en la sartén y dora cada lado por unos 1½ minutos, hasta conseguir una costra dorada. Usa pinzas para darles la vuelta con cuidado por los palillos.
06 -
Cuando ambos lados estén dorados, mete toda la sartén directamente en el horno precalentado. Deja que el pollo se hornee unos 15 minutos, o hasta que un termómetro de carne insertado en la parte más gruesa del pollo (¡no en el relleno!) marque 65°C.
07 -
Saca la sartén del horno (¡cuidado, el mango quema!) y pasa el pollo a un plato. Cubre ligeramente con papel de aluminio y déjalo reposar 5 minutos. Esto ayuda a retener los jugos dentro del pollo. ¡No olvides quitar los palillos antes de servir!