01 -
Precalienta tu horno a 175°C (350°F) y pon papelitos para cupcakes en un molde para muffins.
02 -
Mezcla en un recipiente la harina, el polvo para hornear, el bicarbonato de sodio y la sal. Mueve bien hasta que todo se incorpore.
03 -
En tu tazón más grande, bate la mantequilla hasta que esté cremosa e incorpora el azúcar poco a poco. Haz esto unos 3 minutos con una batidora eléctrica hasta que la mezcla quede ligera.
04 -
Agrega un huevo, bátelo hasta integrarlo, luego el segundo. Echa el toque de vainilla y da una última mezcla rápida.
05 -
Integra un poco de la mezcla de harina, mezcla ligeramente, después un poco del suero de leche. Repite alternando hasta terminar, comenzando y terminando siempre con harina. Solo mezcla lo necesario, no te excedas.
06 -
Llena los moldes para cupcakes con la masa hasta la mitad, añade una cucharada de mermelada de durazno al centro y cúbrelo ligeramente con más mezcla hasta llenar unos tres cuartos.
07 -
Coloca el molde en el horno precalentado y hornea durante 18 a 20 minutos. Sabrás que están listos si un palillo sale limpio al insertarlo. Deja que se enfríen completamente.
08 -
Mientras los cupcakes se enfrían, bate en un bowl pequeño el queso crema, el azúcar glass y la leche hasta que quede un betún suave y cremoso.
09 -
Unta una buena cantidad del betún sobre los cupcakes ya fríos. Encima, coloca los cubitos de durazno, rocía con miel y termina con un toque de cristales de azúcar para darle brillo.