01 -
Primero, corta la sandía jugosa. Puedes hacer triángulos grandes y fáciles de agarrar si quieres algo informal o hacer trozos más pequeños para eventos donde sirvas la ensalada en platos o bowls. Los trozos pequeños son perfectos si tus invitados usarán tenedor.
02 -
En un recipiente chico, exprime el jugo de limón fresco. Añádele el aceite de oliva, la miel, la sal de grano y, si te gusta lo picante, un poco de hojuelas de chile rojo. Revuelve todo hasta que la miel se disuelva bien y el aderezo se vea bien mezclado.
03 -
Agrega el cilantro picado y las rodajas del jalapeño al bowl del aderezo. Si el picante no es lo tuyo, quítale las semillas y las venas al jalapeño antes. Mezcla todo asegurándote de que el cilantro y el jalapeño se distribuyan bien en el aderezo.
04 -
Si optaste por las rebanadas de sandía, acomódalas en un plato grande o en platos individuales. Rocía el aderezo encima, asegurándote de que cada rebanada tenga un poco de cilantro y jalapeño. Si cortaste la sandía en cubos, colócalos en un recipiente hondo, vierte el aderezo, y mezcla suavemente hasta que todo quede bien cubierto sin romper la fruta.
05 -
Justo antes de servir, esparce un poco de sal en escamas por encima para darle un contraste crujiente. Si quieres más picante, agrega unas hojuelas extra de chile rojo y unas hojas de cilantro extra para un color vibrante. La combinación de lo dulce de la sandía, lo picante del jalapeño y la frescura del limón dejará un sabor espectacular.
06 -
Tu ensalada estará en su punto justo después de prepararla, así que sírvela de inmediato. Los colores brillantes y el aroma irresistible harán que todos pidan más antes de que puedas sentarte. Esta mezcla refrescante es ideal para un día caluroso.