01 -
En un recipiente pequeño, echa el agua y espolvorea la gelatina por encima de forma pareja. Dale unos minutos para que absorba el agua y se ponga como rugosa. Este paso es clave para que la mousse tenga la textura ideal después.
02 -
Coloca el requesón, la nata, el cacao en polvo y el endulzante en una batidora o procesador. Mezcla bien hasta que tengas una textura completamente lisa y suave. No dejes que queden grumos del requesón, sigue batiendo hasta que se vea como terciopelo.
03 -
Incorpora la gelatina que preparaste antes a la mezcla de chocolate. Asegúrate de que quede totalmente integrada. Sirve la mousse en copas o recipientes pequeños y métela al refrigerador durante al menos 2 horas. Si tienes prisa, puedes comerla antes, pero será más como un pudín espeso que una mousse bien cuajada.