01 -
Pon tus moras, el azúcar granulada y el jugo de limón en un sartén pequeño. Cocina a fuego medio durante unos 5-7 minutos, dándoles vueltas de vez en cuando. Sabrás que está listo cuando las moras estén suaves y hayan soltado su jugo de color morado intenso.
02 -
Coloca un colador fino sobre un recipiente y vierte la mezcla de moras cocidas. Usa una cuchara para presionar y pasar el puré, dejando las semillas atrapadas en el colador. Aprovecha al máximo todo el puré. Déjalo a un lado para que se enfríe a temperatura ambiente.
03 -
En un bol grande, echa la crema para batir bien fría junto con el azúcar glas y la vainilla. Usa una batidora o un batidor de mano para batir hasta que se formen picos firmes. Cuando los levantes, deben quedarse erguidos con una pequeña curvatura arriba. ¡No te pases batiendo!
04 -
Llega el momento divertido: con una espátula de goma, mezcla suavemente el puré de moras enfriado con la crema batida. Haz movimientos envolventes, girando el recipiente mientras vas mezclando. Sigue hasta que todo tenga un bonito color lavanda, sin ninguna línea visible.
05 -
Pasa la mousse a vasos, copas o recipientes individuales con una cuchara o una manga pastelera. Si quieres que se vea especial, usa una manga con boquilla de estrella para decorarlo con un diseño elegante.
06 -
Tapa las copas y llévalas al refrigerador por un mínimo de 2 horas. Si puedes dejarlas durante toda la noche, la textura será aún mejor ya que se asentará bien y los sabores estarán más pronunciados.
07 -
Antes de servir, añade unas pocas moras frescas encima de cada mousse, un poco de crema batida y un par de hojas de menta fresca para darle un toque de color. Hará que se vea súper sofisticado.