01 -
Reúne y organiza todo: corta las hierbas, tritura el ajo y mide la harina y demás. Así vas a trabajar más rápido.
02 -
En un bol grande, mezcla muy bien la harina, el polvo de hornear y la sal. Añade el cebollino y perejil picado, revuelve un poco más para que quede integrado.
03 -
Echa el yogur griego encima de la mezcla seca. Mezcla el ajo triturado con el aceite de oliva en un recipiente pequeño usando un tenedor, y luego vierte esto junto al agua en el bol.
04 -
Con una cuchara de madera o una espátula, revuelve despacito hasta que se forme una masa suave y algo pegajosa. No te preocupes por amasar mucho, esta masa es muy sencilla.
05 -
Espolvorea un poco de harina en tu superficie de trabajo y saca la masa. Divídela en 6 partes iguales (aproximadamente 130 gramos cada una si tienes una báscula de cocina) y forma bolitas con tus manos.
06 -
Usa tus dedos para aplanar una de las bolas y dale forma de círculo de unos 15 cm de diámetro. No te preocupes por la perfección, lo rústico también se ve lindo. Mientras trabajas, colócalos en una bandeja con papel pergamino.
07 -
Calienta una sartén antiadherente a fuego medio. Pinta un lado del pan con un poco de aceite y colócalo en la sartén con ese lado hacia abajo. Cocina por unos 90 segundos hasta que tenga un color dorado intenso. Mientras tanto, pinta el otro lado con más aceite, voltéalo y cocina por otros 90 segundos. Ponlo en un plato y cúbrelo con un paño mientras haces los demás.
08 -
Cuando termines todos los panes, puedes darles una última pincelada con aceite si quieres. Espolvorea con hierbas frescas y úsalos tibios o fríos con tus dips favoritos, como acompañamiento o incluso como base para wraps o pizzas.