01 -
Mientras se cocina la pasta, calienta en un sartén grande (unos 30 cm de diámetro) el aceite de oliva a fuego medio. Agrega las láminas de ajo y revuelve constantemente durante 2 minutos. Queremos que el ajo desprenda su aroma y se dore ligeramente en los bordes; vigílalo de cerca, ¡se quema rápido!
02 -
Pon una olla grande con agua a hervir. Una vez que hierva, agrega una generosa cantidad de sal marina, seguido del espagueti. Cocina hasta que esté al dente, siguiendo las indicaciones del envase. Antes de escurrir, reserva 1½ tazas del agua de cocción con almidón, ya que será esencial para tu salsa.
03 -
Cuando los bordes del ajo estén dorados, espolvorea las hojuelas de chile rojo y revuelve por unos 30 segundos. Notarás cómo el aceite toma un color rojizo, impregnándose del picante.
04 -
Ahora, con cuidado (podría salpicar un poco), añade el agua de cocción de la pasta que reservaste. Mezcla bien y lleva a ebullición. Una vez que hierva, baja el fuego e incorpora una cucharadita de sal. Deja que la mezcla hierva a fuego lento por unos 5 minutos, reduciéndose y espesándose ligeramente.
05 -
Escurre el espagueti y pásalo directamente al sartén con la salsa de ajo. Utiliza pinzas para mezclarlo todo, asegurándote de que cada fideo quede bañado en la deliciosa mezcla de ajo.
06 -
Retira el sartén del fuego y espolvorea el parmesano junto con el perejil picado. Revuelve bien hasta que el queso se derrita y forme una salsa cremosa que envuelva la pasta.
07 -
Este pequeño truco hace maravillas: deja reposar el espagueti por unos 5 minutos, permitiendo que los sabores se integren aún más. Ajusta la sazón si es necesario y sirve en platos hondos, coronando con un extra de parmesano.