01 -
Calienta el horno a 150°C. Engrasa muy bien tu molde tipo bundt o de tubo, asegurándote de cubrir todas las esquinas y curvas. Espolvorea harina y sacude para quitar el exceso. Esto facilita que el pastel se desmolde perfectamente.
02 -
En un bol grande, mezcla el queso crema y la mantequilla suaves. Bate todo con una batidora eléctrica a velocidad alta durante 2-3 minutos, hasta que quede una mezcla homogénea. Raspa los bordes del bol para que todo se mezcle bien.
03 -
Agrega el azúcar a la mezcla de mantequilla y vuelve a batir a alta velocidad. Sigue batiendo unos 3-4 minutos hasta que notes que la mezcla se vuelve más clara y con una textura aireada. Este paso es clave para lograr la textura adecuada del pastel.
04 -
Añade un huevo a la vez mientras bates a velocidad alta. Mezcla bien cada huevo antes de agregar el siguiente. Este proceso paso a paso ayuda a conseguir una consistencia perfecta para tu pastel.
05 -
Vierte la esencia de vainilla y mezcla hasta que todo quede bien repartido en la masa.
06 -
En otro bol, combina la harina, el bicarbonato y la sal. Añade esta mezcla seca poco a poco a los ingredientes húmedos, removiendo hasta que se integre. Luego bate a velocidad media por un minuto más para conseguir una masa lisa y algo ligera.
07 -
Vierte la masa uniformemente en el molde previamente preparado. Hornea en el horno a 150°C durante 1 hora y 35-40 minutos. Este proceso lento da como resultado un pastel húmedo y cocido de manera uniforme. Al insertar un palillo de madera, debe salir limpio o con algunas migajas húmedas.
08 -
Deja que el pastel se enfríe en el molde entre 10 y 15 minutos, ni más ni menos. Después inviértelo con cuidado sobre una rejilla para que se enfríe completamente. Ya frío, puedes servirlo sencillo o decorarlo con azúcar glas, glaseado o frutas frescas con crema batida.