01 -
Enciende tu horno a 200°C (390°F) o 180°C si es de convección. Mientras se calienta, nos ponemos a preparar todo lo demás.
02 -
Toma las pechugas de pollo y usa un cuchillo bien afilado. Haz un corte en el costado de cada pechuga, creando una especie de bolsillo profundo sin atravesarla por completo. Lo ideal es que cortes del lado natural del pliegue para que quede más fácil de manipular. Sazona tanto dentro del bolsillo como por fuera de cada pechuga con la mitad de la sal y la pimienta.
03 -
Derrite la mantequilla en una sartén apta para horno, colocándola sobre fuego alto. Cuando esté bien espumosa, agrega los champiñones rebanados y déjalos cocinar unos 3 minutos o hasta que empiecen a dorarse. Luego, echa el ajo, el tomillo y lo que quede de la sal y pimienta. Cocina durante otros 2 minutos hasta que los champiñones estén realmente dorados y super fragantes. Agrega las espinacas y mézclalas hasta que se marchiten; esto toma apenas unos segundos, como máximo 30.
04 -
Ahora viene lo divertido. Llena cada bolsillo que hiciste en las pechugas con tanto relleno de champiñones como puedas. No dudes en apretarlo un poco. Después, coloca unas cuantas rebanadas de queso sobre el relleno en cada pechuga. Usa palillos de madera para cerrar y asegurar los bordes. No es necesario que queden completamente selladas; mientras queden más o menos cerradas, está bien.
05 -
Limpia la sartén que usaste con una servilleta (no la laves; los restos dan mucho sabor). Calienta el aceite de oliva en la sartén a fuego medio-alto hasta que brille. Agrega con cuidado las pechugas rellenas y dora cada lado por unos 1½ minutos hasta que obtengan un bonito color dorado. Usa pinzas para girarlas, ya que los palillos pueden dificultar un poco el movimiento.
06 -
Cuando ambos lados estén bien dorados, mete la sartén directamente al horno precalentado. Hornea las pechugas por unos 15 minutos o hasta que la temperatura interior en la parte más gruesa del pollo (sin tocar el relleno) alcance 65°C (149°F) en un termómetro para carne.
07 -
Saca con cuidado la sartén del horno (¡ojo! El mango estará super caliente) y pasa las pechugas a un plato. Cúbrelas con un poco de papel aluminio sin apretar para que descansen unos 5 minutos. Esto hará que los jugos se queden dentro del pollo y no se escapen al cortarlo. Antes de servir, no olvides retirar los palillos.