01 -
En un bol grande, mezcla con un batidor la salsa de soya, la miel, la pasta de chile, el ajo y el jengibre rallado hasta que quede todo integrado. La mezcla debe verse brillante y con un aroma delicioso.
02 -
Coloca los trozos de pollo en el adobo, asegurándote de que todo quede cubierto. Luego, tapa el recipiente y guárdalo en el refrigerador por al menos 30 minutos. Si tienes tiempo, deja marinando hasta por 4 horas para un mejor sabor.
03 -
Calienta el aceite vegetal en un sartén grande a fuego medio-alto hasta que esté caliente y brillante. Usando pinzas de cocina, acomoda los trozos de pollo marinados en una sola capa, dejando el extra adobo en el bol por ahora. Deja que el pollo se dore sin moverlo durante 3–4 minutos.
04 -
Voltea cada trozo de pollo y cocina por otros 3–4 minutos. Debe quedar caramelizado por fuera y casi cocido por completo.
05 -
Baja la flama a medio-bajo y agrega el adobo sobrante del bol al sartén. Cocina todo por 2–3 minutos, dejando que hierva suavemente mientras mezclas ocasionalmente. Debería espesar y revestir el pollo con un glaseado brillante, asegurándote de que el pollo esté completamente cocido.
06 -
Pasa el pollo con la salsa al plato para servir. Espolvorea por encima las semillas de ajonjolí tostado y el cebollín picado para darle color y textura. Disfrútalo caliente acompañado de arroz al vapor o tallarines.