01 -
Haz una taza de café fuerte y colócala en un bol ancho y poco profundo. Añade el extracto de almendra y el licor de café, si lo usas. Revuelve bien y déjalo a un lado.
02 -
Separa las claras y las yemas de los huevos. Bate las claras en el bol de una batidora con el accesorio de varillas, añadiendo poco a poco 1/3 de taza de azúcar, hasta que se formen picos firmes (unos 3 minutos). Pasa esta mezcla esponjosa a un bol grande.
03 -
En el mismo bol de la batidora, bate las yemas de huevo con el azúcar restante (1/3 de taza) hasta que se tornen amarillas pálidas y con textura ligera (aproximadamente 3 minutos). Agrega el mascarpone frío, luego la pasta de pistacho y los extractos de vainilla y almendra. Mezcla todo hasta que quede suave y cremoso.
04 -
Con una espátula, combina delicadamente la mitad de la mezcla de mascarpone con las claras montadas. Una vez integrado, incorpora el resto y mezcla con cuidado para mantener la esponjosidad.
05 -
Sumerge los bizcochos rápidamente en la mezcla de café (no más de 1 segundo de cada lado para que no se rompan) y colócalos formando una sola capa en una bandeja de 23×23 cm. Extiende la mitad de la crema de pistacho por encima.
06 -
Repite el proceso con más bizcochos empapados en café para hacer otra capa, y cubre con el resto de la crema de pistacho. Esparce los pistachos picados por arriba de forma uniforme.
07 -
Cubre la bandeja y refrigera por al menos 4 horas, aunque dejarlo toda la noche mejora los sabores. Corta una porción y disfruta de esta cremosa y deliciosa creación.