01 -
Toma un bol grande y mezcla el desecho de masa madre, aceite de oliva y agua hasta que todo esté bien integrado.
02 -
Agrega la harina y sal a tus ingredientes húmedos. Revuelve todo y amasa rápido por uno o dos minutos hasta lograr una masa suave y uniforme sin partes secas. Si se pega mucho, añade un poquito más de harina.
03 -
Cubre tu masa con un paño de cocina húmedo y déjala descansar unos 30 minutos. Esto ayuda a que la harina absorba líquido y hace que la masa sea más fácil de trabajar.
04 -
Espolvorea harina en tu superficie de trabajo y divide la masa en 8 porciones. Aplasta cada porción con la palma de tu mano, luego estíralas hasta formar círculos delgados - deben tener aproximadamente 1/4 de pulgada de grosor y casi transparentes.
05 -
Calienta una sartén grande a fuego alto. Cocina cada tortilla por un minuto de cada lado - sabrás que es momento de voltearla cuando se formen burbujas y los bordes empiecen a verse firmes. Busca que tengan manchitas doradas por ambos lados.