
Siempre que tengo calabacines frescos en verano, suelo hacer esta pasta porque es ligera y me deja satisfecha. El lazo de pasta se lleva bien con los trozos de calabacín y esa mezcla de limón y ajo lo vuelve muy sabroso, entre fresco y reconfortante a la vez.
Un año la huerta se llenó de calabacines y así nació este platillo, tratando de aprovecharlos antes de que se echaran a perder. Lo simple se volvió lo favorito en casa, y ahora todos lo piden cuando hace calor.
Ingredientes irresistibles
- 1 libra de pasta tipo moñito (farfalle): El diseño ayuda a atrapar bien la salsa y no se desbarata fácil
- 2 cucharadas de aceite de oliva: Escoge uno bueno para que luzca el sabor
- 2 tazas de calabacín: En medias lunas de medio centímetro; los chicos son más dulces y menos aguados
- 2 dientes de ajo: Picaditos; usar fresco de verdad cambia todo
- 1 cucharadita de tomillo fresco: Picado finito; aporta aroma que combina increíble con limón
- ½ cucharadita de chile seco en hojuelas: Un toque leve de picante que anima el plato
- 2 cucharadas de mantequilla: Deja la salsa bien sedosa
- ½ limón: Solo el jugo exprimido; que sea fresco para más sabor
- ½ taza de queso parmesano rallado: Si puedes, usa auténtico Parmigiano para que quede espectacular
- Perejil fresco: Muy picado; aporta color y frescura
- Piñones tostados: Dan crujiente y un punto de sabor nuez
Fácil paso a paso
- Sirve la Pasta:
- Pon a hervir agua con sal y cocina la pasta de lazo, siguiendo las instrucciones hasta que esté firme al morder. Antes de colarla, guarda una taza del agua de cocción porque después va a hacer la salsa súper cremosa.
- Dora el Calabacín:
- En una sartén grande calienta el aceite de oliva a fuego medio-alto. Agrega el calabacín y déjalo dos minutos sin mover para que se dore rico, después revuelve y déjalo otros dos minutos. No lo estés moviendo tanto o perderá el color dorado.
- Agrega Sabor:
- Pon el ajo picado, tomillo y el chile seco con el calabacín. Revuelve y solo cocina un minuto, solo que huela rico y el ajo esté blandito pero sin quemarse.
- Arma la Salsa:
- Echa mantequilla, jugo de limón y un poco del agua que apartaste. Remueve hasta que todo esté bien mezclado y la mantequilla se integre, va quedando una salsa ligera.
- Termina:
- Agrega queso parmesano y revuelve hasta que se derrita. Incorpora la pasta y revuelve bien para cubrir todo. Si ves que está muy seco ponle un poco más del agua guardada. Ajusta de sal y pimienta.
- Sirve con todo:
- Reparte en platos rápido, con más parmesano, bastante perejil fresco y piñones tostados formando el toque final delicioso.

Parece sencillo poner piñones tostados encima, pero realmente le suman algo espectacular con su masticabilidad mantequillosa. Esa costumbre la aprendí de una vecina italiana que siempre dice que el secreto de una buena pasta es también el contraste de texturas, no solo el sabor. Y no se equivoca, siempre me acuerdo cada vez que preparo esto.
Deja el calabacín perfecto
El truco está en dorar el calabacín justo, sin cocinarlo de más, para que no se ponga blando ni amargue. Dale calor fuerte y solo lo suficiente para que agarre color y dulzura. Si son calabacines enormes, mejor retira el centro lleno de semillas porque suelta mucha agua y resta sabor a la salsa.
Personalízalo
Puedes darle tu toque agregando jitomates cherry justo al final o mezclando también calabaza amarilla para más color. Si buscas que tenga más proteína, ponle pollo asado o camarones salteados al final. Si no comes carne, los frijoles blancos le dan suavidad y lo hacen más nutritivo.
Elige buen calabacín
Para esta pasta, busca calabacines medianos o pequeños, piel limpia y un poco brillante. Si se sienten pesados para el tamaño, mejor. Los muy grandes tienen piel dura y semillas grandes, y eso no queda bien aquí. Lo ideal es conseguirlos de unos 15 a 20 centímetros y que se vean tiernos.

Esta pasta tan sencilla de calabacín y limón alegra el día y es la mejor excusa para aprovechar todo el sabor del verano.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Cómo consigo dorar el calabacín bien?
Para que quede bien marcado, calienta el aceite hasta que esté bien caliente. Echa el calabacín y olvídate de él durante 2 minutos, sin moverlo. Luego dale una vuelta y déjalo otros 2 minutos. Si no lo remueves mucho, se pone dorado y rico.
- → ¿Por qué hay que guardar el agua de cocción de la pasta?
El agua tiene almidón de la pasta. Eso hace que la mantequilla, el queso y el limón liguen bien y que la salsa quede cremosa. Puedes ir echando un poco más si la salsa queda muy espesa, o menos si la ves muy líquida.
- → ¿Puedo cambiar los piñones por otra cosa?
¡Claro! Los piñones van genial, pero prueba nueces, almendras tostadas o incluso pipas. Si no puedes tomar frutos secos, el pan rallado tostado da ese toque crujiente parecido.
- → ¿Qué otras verduras quedan bien aquí?
Este plato lo admite todo. Mételes tomates cherry, guisantes, esparraguitos o calabaza amarilla. Y si quieres hacerlo más contundente, añade champiñones salteados o pimientos.
- → ¿Cómo le pongo más proteína?
Si quieres más proteína, ponle pollo a la plancha, gambas o alubias blancas. Para la opción veggie, va genial añadir garbanzos o trocitos de feta en vez de parte del parmesano.
- → ¿Se puede dejar hecho con antelación?
Está mejor recién hecho, pero puedes adelantar partes. Cocina la pasta al dente y dora el calabacín antes. Guarda todo por separado en la nevera. Al momento de comer, basta calentar el calabacín, sumar mantequilla y limón, y mezclar con la pasta calentita más un poco del agua de cocción fresca.