01 -
Calienta tu horno a 160°C (325°F) mientras preparas el resto. Esto asegurará una cocción uniforme y sin grietas en tu cheesecake.
02 -
En un cuenco mediano, mezcla las galletas trituradas, el azúcar y la mantequilla derretida hasta obtener una mezcla húmeda tipo arena. Presiona la mezcla en el fondo de un molde desmontable de 23 cm usando el fondo de un vaso o una cuchara.
03 -
Coloca la base en el horno precalentado durante 10 minutos. Deja enfriar mientras haces el relleno.
04 -
En un recipiente grande, bate el queso crema hasta que quede suave y sin grumos. Raspa los lados del cuenco para asegurarte de que todo quede uniforme.
05 -
Incorpora el azúcar poco a poco al queso crema, batiendo bien para que se mezcle. Después, agrega la vainilla hasta que esté todo integrado.
06 -
Incorpora los huevos uno a uno. Bate ligeramente después de añadir cada huevo. No mezcles en exceso para evitar que tu cheesecake se agriete.
07 -
Espolvorea la canela sobre la mezcla y revuelve hasta que tenga un color uniforme. Esto le dará un toque especial.
08 -
Vierte la mezcla sobre la base enfriada y hornea entre 60 y 70 minutos, o hasta que el centro apenas tiemble. Golpea suavemente el molde en la encimera para sacar burbujas antes de meterlo al horno.
09 -
Apaga el horno, pero deja el cheesecake dentro con la puerta entreabierta durante una hora. Esto evita que la superficie se rompa. Luego, déjalo enfriar completamente a temperatura ambiente.
10 -
Cubre el cheesecake y enfríalo en el refrigerador por al menos 4 horas, aunque durante toda la noche es mejor. Este paso es clave para una textura perfecta.
11 -
Justo antes de servir, vierte el glaseado de vainilla sobre el cheesecake. Si quieres, añade los pedacitos de rollos de canela y un poco de salsa de caramelo para darle el toque final.