01 -
Prende el horno a 160°C (325°F) y coloca la rejilla en el centro. Engrasa ligeramente cada espacio de un molde estándar para 12 muffins usando un poco de aceite para que no se peguen.
02 -
Asegúrate de que el tazón donde vas a batir esté completamente seco (esto es clave para un buen volumen). Agrega los huevos, el azúcar y la miel. Con el accesorio de batidor de tu batidora, bate a velocidad media durante unos 2½-3 minutos, hasta que la mezcla esté espesa y forme cintas al levantarla. Ten cuidado de no batir de más; buscamos picos suaves, no firmes.
03 -
Usa un colador o un tamiz para cernir la harina para pastel en un bol grande. Esto ayuda a evitar grumos y asegura un pastel más ligero. Déjalo aparte por ahora.
04 -
Con una espátula de goma, incorpora la harina tamizada a la mezcla de huevos de forma delicada. Cuando esté bien integrado, añade el aceite y mezcla todo hasta que quede uniforme. El resultado debe ser una masa lisa y fluida.
05 -
Usa un cucharón pequeño o una cuchara para helados y llena cada espacio del molde casi al 90% con la masa. Si lo deseas, añade una pizca de semillas de sésamo o nueces trituradas sobre cada pastel. Mételos al horno inmediatamente y hornea por 11-12 minutos, o hasta que estén doraditos por arriba.
06 -
Espera a que los pasteles se enfríen completamente en el molde antes de sacarlos con cuidado. Estos pastelitos sencillos y ligeramente dulces son ideales para acompañar un té o como merienda ligera.