
Las albóndigas de pollo con salsa de mostaza y miel combinan proteína magra con una salsa cremosa y picante que convierte ingredientes comunes en una comida inolvidable. Tras incontables pruebas, he logrado perfeccionar esta receta para crear albóndigas tiernas y jugosas que se complementan perfectamente con la aterciopelada salsa.
La primera vez que las preparé para mi familia, hasta mi sobrino quisquilloso pidió repetir. La salsa de mostaza y miel tiene el equilibrio perfecto entre dulce y ácido que gusta a todas las edades.
Ingredientes fundamentales y consejos de selección
- Carne picada de pollo: Elige carne con algo de grasa para mayor jugosidad y sabor
- Pan rallado: El casero funciona mejor, pero el panko es una buena alternativa
- Cebolla: Rallarla libera humedad que mantiene tiernas las albóndigas
- Mostaza Dijon: Aporta profundidad y acidez a la salsa
- Nata agria: La versión completa crea la salsa más sedosa
- Hierbas frescas: Usa perejil fresco al final para color y sabor
Instrucciones detalladas de cocina
- Formación de albóndigas:
- Empieza con ingredientes fríos para manejarlos mejor. Tócalos lo mínimo al mezclar para evitar albóndigas duras. Una cucharita de helado pequeña asegura un tamaño uniforme para una cocción pareja. Ródalas suavemente entre las palmas para obtener albóndigas lisas y redondas.
- Cocción inicial:
- Ya sea usando freidora de aire o horno, coloca las albóndigas con espacio entre ellas. Una ligera capa de aceite ayuda a desarrollar una corteza dorada mientras mantiene el interior jugoso.
- Preparación de la salsa:
- Comienza la salsa mientras las albóndigas se cocinan. Hierve el caldo hasta que se reduzca ligeramente antes de añadir mostaza y miel - esto concentra los sabores. Agrega la nata agria poco a poco, batiendo constantemente para evitar que se corte. La salsa debe cubrir el dorso de una cuchara cuando esté lista.
Mi abuela italiana siempre decía que el secreto para albóndigas tiernas es tratar la mezcla como si fuera delicada. Tenía razón - manejarlas con cuidado marca una diferencia notable en la textura final.

Control de temperatura
La clave para albóndigas perfectas es cocinarlas lo suficientemente calientes para dorar el exterior mientras se mantiene jugoso el interior. Usar un termómetro de cocina garantiza que alcancen la temperatura interna segura de 74°C sin pasarse de cocción.
Estrategias para servir
Estas albóndigas son increíblemente versátiles. Me encanta servirlas sobre puré de patatas cremoso, pero quedan igualmente ricas con arroz o fideos de calabacín para una opción más ligera. La salsa está tan buena que querrás extra para servir.
Opciones de preparación anticipada
Puedes preparar las albóndigas con hasta un día de antelación y refrigerarlas crudas. La salsa también puede hacerse por adelantado y recalentarse suavemente. Simplemente no las combines hasta el momento de servir.

Estas albóndigas de pollo con salsa de mostaza y miel se han convertido en mi receta infalible tanto para cenas familiares como para invitados. Demuestran que ingredientes sencillos, tratados con cuidado, pueden crear un plato que es a la vez reconfortante y sofisticado.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo preparar estas albóndigas con anticipación?
- Forma las albóndigas hasta 24 horas antes y guárdalas tapadas en la nevera. Prepara la salsa fresca cuando vayas a cocinarlas.
- → ¿Con qué puedo acompañar estas albóndigas?
- Arroz, pasta, puré de papas o pan crujiente van genial para mojar y disfrutar toda la salsa.
- → ¿Puedo usar pavo molido en vez de pollo?
- Sí, el pavo molido funciona perfectamente. Mantén los mismos tiempos y temperaturas de cocción.
- → ¿Cómo guardo las sobras?
- Guárdalas en un recipiente hermético en la nevera hasta por 3 días. Recalienta suavemente para que la salsa no se corte.
- → ¿Puedo congelar estas albóndigas?
- Congela las albóndigas cocinadas sin salsa hasta por 3 meses. Prepara salsa fresca al recalentarlas.