01 -
En un bol grande, echa la leche tibia junto con la levadura y el azúcar. Remueve un poco y deja reposar por unos 10-15 minutos. Si ves burbujas o espuma, sigue adelante: ¡la levadura está lista para funcionar!
02 -
Añade los huevos y la mantequilla al bol con la mezcla de levadura, y mézclalo todo bien. Al principio puede parecer algo grumoso por la mantequilla, pero tranquila, eso mejora al añadir la harina luego.
03 -
Agrega la sal y unas 2 tazas de harina al bol, mezclando bien. Luego, ve sumando harina extra poco a poco (½ taza cada vez) hasta que se forme una masa que se desprenda de las paredes del bol. Usa tus manos para notar si la masa está suave pero manejable.
04 -
Saca la masa del bol y pásala a una superficie con un poco de harina. Trabájala por unos 3-5 minutos, añadiendo harina si notas que está pegajosa. La sensación ideal es que esté elástica, suave, pero no se quede pegada a tus dedos.
05 -
Pon la masa en un bol untado con aceite, cúbrelo con un paño limpio y colócalo en un lugar cálido. Espera a que duplique su tamaño, lo cual podría tardar 1hora y media aproximadamente. Si tu cocina es fría, busca un lugar más cálido o espera un poco más.
06 -
Cuando la masa haya subido, presiónala ligeramente para sacar el aire y luego estírala sobre una superficie con harina, formando un rectángulo de unos 35×46 cm. Trata de dejarlo uniforme tanto como sea posible.
07 -
Unta toda la masa con la mantequilla, dejando una franja de unos 2 cm libre al borde inferior para sellar luego. Espolvorea el azúcar moreno, después la canela y cacao en polvo. Termina añadiendo las galletas trituradas sobre toda la superficie.
08 -
Comienza a enrollar por un lado largo hasta formar un cilindro apretado. Cierra el borde inferior pellizcando para que no se abra. Si ves que se desborda algo, ajusta suavemente dando formita al rollo.
09 -
Para dividir el cilindro en rollos de tamaño parejo, marca primero con un cuchillo antes de cortar. Usa un cuchillo afilado o hilo dental sin sabor para hacerlo más limpio. Coloca los rollos en un molde de 22×33 cm previamente engrasado.
10 -
Tapa el molde con un paño y deja que los rollos suban otra vez hasta que se vean bien hinchados y se toquen entre ellos. Suele tardar unos 45-60 minutos. Si tu cocina es fría, ponlos dentro del horno con solo la luz encendida para ayudarlos.
11 -
Precalienta el horno a 190°C y hornea por 14-18 minutos, hasta que tengan un color dorado claro y estén cocidos en el centro. Mientras se hornean, ya olerá increíble.
12 -
Mientras los rollos se enfrían un poco, mezcla la mantequilla, azúcar glass, vainilla y la leche/nata hasta conseguir una consistencia cremosa pero fácil de untar. Bate bien para que quede uniforme.
13 -
Con los rollos aún calentitos (no ardiendo), ponles el glaseado por encima y espolvorea un poco más de galleta triturada. ¡Ya están listos para disfrutarse!