
¿Quieres saborear una pizza como si estuvieras en Manhattan? Esta versión neoyorquina huele a pizzería de barrio. Llegué a conseguir esta textura —crujiente por fuera y flexible por dentro— después de muchísimos intentos. ¡Te va a sorprender lo bien que queda!
Se me ocurrió preparar esto justo cuando una nevada nos dejó sin poder pedir pizza de nuestro lugar favorito. Ahora, mis hijos ya prefieren la que sale de nuestro horno y esperan el viernes para cenar pizza casera sí o sí.
Ingredientes
- Harina de fuerza: Le da esa consistencia elástica y tierna. Tiene que tener bastante proteína porque eso marca la diferencia en la masa
- Azúcar blanca: Ayuda a alimentar la levadura y deja el borde doradito
- Sal marina: Realza todo sin pasarse de salado. Usa la que compras normalmente en México o España
- Levadura seca instantánea: Hace que la masa suba bien sin tener que activarla antes
- Agua templada: Lo importante aquí es que esté tibia, ni fría ni caliente, así la levadura trabaja genial
- Aceite de oliva virgen extra: Da un toque rico en sabor y ayuda a que la masa se dore
- Queso mozzarella entero (tipo bola, rallado seco): Ese es el que va perfecto, no uses mozzarella fresca porque suelta mucha agua
- Salsa para pizza: Hazla con tomates de lata buenos, usa pera en España o La Costeña en México si quieres sabor auténtico
Jugosas instrucciones paso a paso
- Poner los ingredientes juntos:
- Mezcla todos los ingredientes secos en el procesador unas cuantas veces pa' que quede repartido. Ya después agrega el agua tibia y el aceite y bate hasta que consigas una masa suave que no se pega y gira encima de la cuchilla. Así desarrollas el gluten sin pasarte, y la masa no queda dura.
- Dividir y amasar:
- Saca la bola, pásala por un poco de harina en la mesa y amasa solo un par de minutos hasta que quede lisa. Haz la prueba de estirar con los dedos, si puedes hacer una telita fina sin romperla, está lista. Divide en tres partes iguales y mete cada bolita en un envase. Así es más rápido después y salen del mismo tamaño.
- Dejar fermentar en frío:
- Mete las masitas a la nevera y déjalas mínimo un día, máximo cinco. Este proceso lento le da todo el sabor y la textura buenísima. Yo casi siempre las dejo reposar dos o tres días y el resultado es brutal.
- Último levado:
- Saca la masa de la nevera dos horas antes de encender el horno. Haz bolitas perfectas y deja que suban hasta que veas que casi duplicaron su tamaño. Verás que la masa está hinchadita y mucho más blandita, lista para estirar.
- Formar la base:
- Aprieta el centro con los dedos dejando el borde más gordito. Estírala con los nudillos dándole vuelta hasta que tengas un círculo de unos 30-35 cm. Mejor no uses rodillo porque aplastas las burbujas y eso es lo que hace la masa deliciosa.
- Poner los ingredientes y hornear:
- Pon la salsa dejando libre el borde, espolvorea el queso y hornea directo sobre la piedra bien caliente. Así se logra ese borde con el punto justo. Vigila bien porque cada horno es un mundo y a veces se hace más rápido o más lento.

El paso que cambió mis pizzas fue comprar una piedra para hornear. Con las bandejas clásicas nunca lograba ese crunch. La primera vez que la probé, hasta mi hija pensó que habíamos pedido pizza a domicilio de lo buena que salió.
Curiosidades del fermentado en frío
El truco de la pizza neoyorquina está en dejar que la masa repose en la nevera mucho rato. Con el frío, las enzimas van rompiendo los carbohidratos y sacan el verdadero sabor. Además, ayuda muchísimo a que la masa se dore bien. La levadura va más lento, pero eso deja espacio a bacterias buenas que le dan ese toquecito tipo masa madre, pero sin hacerlo complicado. Yo no volvía a hacer pizza normal después de probarlo así.
Soluciones para problemas comunes
¿Se te rompe la masa al estirarla? Dale media hora más a temperatura ambiente y verás como mejora. Si nunca coge ese dorado bonito, probablemente tu horno está algo bajo. Ponlo al máximo y deja la piedra calentarse mucho tiempo. ¿Sale aguada por el centro? Usa menos salsa y seca un poco el queso antes de ponerlo. Demasiada agua impide que se tueste bien el fondo y el queso.
Toppings clásicos para la NY pizza
La pizza de Nueva York suele ser simple, menos cargada que otras. Lo normal es poner pepperoni, salchicha italiana o solo queso. Cuando pongas carne, no te pases o hará vapor y la costra no se cocina. Si agregas verdura, mejor cocínala antes (como champiñones o tomate natural) así le quitas el agua de más. Y, para sentirte en Brooklyn, dobla la pizza por la mitad antes de darle el primer mordisco, así nada se te cae y se disfruta mejor.

Sigue todos estos truquillos y hoy mismo podrás morder una pizza como la de tu local favorito. ¡Verás qué diferencia!
Preguntas Frecuentes
- → ¿Qué tiene de especial la pizza estilo Nueva York?
Lo que la distingue es su base fina, crujiente y flexible. Así puedes doblarla sin que se rompa ni se caiga nada.
- → ¿Cómo lograr esa textura perfecta en la corteza?
Dejar la masa en el refri por 26 horas deja que desarrolle mejor sabor y una textura entre chiclosa y crujiente al hornearla.
- → ¿Puedo hacer esta pizza sin la piedra para hornear?
Claro, puedes usar una charola al revés. Aunque la piedra ayuda a que la base quede más crocante al repartir mejor el calor.
- → ¿Cuál es la mejor forma de estirar la masa?
Usa tus nudillos y estírala en círculo de unos 30-35 cm. Deja los bordes más gruesos para el clásico toque de la orilla.
- → ¿A qué temperatura debería estar el horno?
Pon el horno al máximo, 260°C (500°F), y mete la piedra adentro para que esté súper caliente. Así consigues la corteza crocante.
- → ¿Por qué poner el queso mozzarella en el congelador antes?
Esto evita que el queso rallado se apelmace. Además, se derrite parejito y cubre bien toda la pizza.