
Disfruta del sabor intenso y delicioso del Pollo con Asiago Cremoso—un plato que combina jugosas pechugas de pollo con una exquisita salsa de queso Asiago. La textura aterciopelada de la salsa envuelve cada trozo de pollo tierno, creando una comida digna de restaurante en tu propia cocina. Esta receta transforma el pollo común en algo extraordinario con mínimo esfuerzo, haciéndolo ideal tanto para noches ocupadas como para ocasiones especiales cuando quieres sorprender sin pasar horas cocinando.
La primera vez que preparé este Pollo con Asiago Cremoso, mi cocina se llenó de un aroma tan tentador que mi marido vino desde su oficina en casa antes de que pudiera llamar a todos a cenar. La mezcla de ajo, mantequilla y ese queso Asiago con sabor a nuez crea algo verdaderamente mágico. Después del primer bocado, hubo un silencio total en nuestra mesa—de ese tipo que solo ocurre cuando todos están demasiado ocupados disfrutando la comida para hablar. Ahora es un básico en nuestro menú, especialmente cuando quiero algo infalible pero especial.
Los ingredientes de calidad importan
- Pechugas de pollo sin hueso y sin piel: Busca variedades orgánicas o de corral y sécalas bien para mejor textura.
- Aceite de oliva y mantequilla: Su combinación evita que se queme y añade sabor intenso.
- Ajo: Ajo fresco picado aporta profundidad aromática esencial.
- Nata para cocinar: La base lujosa con al menos 36% de grasa.
- Caldo de pollo: Añade profundidad y equilibra la riqueza.
- Queso Asiago: El ingrediente estrella, que proporciona sabor a nuez y ácido.
- Queso Parmesano: Aumenta la riqueza umami.
- Sal y pimienta: Usa sal marina y pimienta recién molida para el mejor sabor.
- Perejil fresco: Añade un toque de color y frescura.
Método de preparación
- Prepara tu sartén:
- Calienta aceite de oliva y mantequilla a fuego medio-alto.
- Sazona el pollo correctamente:
- Sazona generosamente ambos lados con sal y pimienta.
- Cocina el pollo a la perfección:
- Dora durante 6-7 minutos por lado hasta que esté dorado y bien cocinado.
- Deja reposar la proteína:
- Reserva el pollo en un plato caliente, cubierto con papel aluminio.
- Construye la base de sabor:
- Saltea ajo picado en la misma sartén durante 30 segundos.
- Crea la base de la salsa:
- Añade nata y caldo de pollo, raspando los trocitos dorados.
- Reduce para dar riqueza:
- Hierve a fuego lento 2-3 minutos para concentrar sabores.
- Añade queso con cuidado:
- Baja el fuego, incorpora Asiago y Parmesano hasta que se derritan.
- Ajusta el condimento:
- Prueba y añade más sal o pimienta si hace falta.
- Reúne los componentes:
- Devuelve el pollo a la sartén, bañando cada trozo con salsa.
- Cocción final:
- Deja cocer a fuego lento 2-3 minutos para absorber sabores.
- Decora con sentido:
- Espolvorea con perejil fresco antes de servir.

Descubrí mi amor por el queso Asiago durante un viaje al norte de Italia hace años. El quesero local insistió en que probara un trozo pequeño de Asiago curado que había madurado más de 12 meses. El sabor complejo y a nuez con su ligera textura cristalina era diferente a todo lo que había probado antes. Cuando volví a casa, empecé a experimentar incorporándolo en platos, y esta receta de pollo cremoso se convirtió en mi forma favorita de mostrar su carácter único.
Acompañamientos perfectos
Sirve sobre pasta, espárragos asados, polenta cremosa o puré de patatas con ajo para una comida completa.
Ajustes sencillos
Para una versión baja en calorías, usa leche evaporada en lugar de nata. Añade tomates secos y espinacas para un toque mediterráneo. Saltea champiñones o bacon crujiente para más profundidad.
Fresco mañana
Guarda en recipientes herméticos hasta tres días. Recalienta a fuego lento con un poco de nata o caldo para restaurar la consistencia.

Este Pollo con Asiago Cremoso representa lo que más me gusta de cocinar—transformar ingredientes simples en algo verdaderamente memorable mediante técnica y comprensión del sabor. He servido este plato en incontables reuniones familiares y cenas, y nunca deja de impresionar. La magia ocurre en ese momento cuando el queso recién rallado se derrite en la nata, creando una salsa sedosa que cubre perfectamente el dorso de una cuchara. Lo que comenzó como un intento de recrear un favorito de restaurante se ha convertido en algo únicamente mío, refinado a lo largo de docenas de preparaciones y ahora compartido contigo. Espero que traiga tanta alegría a tu mesa como ha traído a la mía.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo usar muslos de pollo en lugar de pechugas?
- ¡Claro que sí! Los muslos deshuesados y sin piel funcionan igual de bien en esta receta, además de ser más jugosos. Tienen un sabor más intenso que combina perfectamente con la salsa de Asiago. Solo ajusta un poco el tiempo de cocción, ya que pueden tardar unos minutos más en cocinarse por completo.
- → ¿Qué tipo de vino blanco es mejor para esta salsa?
- Un vino blanco seco como Sauvignon Blanc, Pinot Grigio o Chardonnay es ideal. Usa uno que te guste beber, ya que el sabor se intensificará en la salsa. Evita vinos dulces como Moscato o Riesling, porque harán la salsa demasiado dulce. Si no quieres usar alcohol, puedes sustituirlo con caldo de pollo y un chorrito de jugo de limón.
- → ¿Qué acompañamientos van bien con Pollo Cremoso Asiago?
- Este pollo combina de maravilla con guarniciones sencillas que absorban la rica salsa. Pruébalo sobre pasta (fettuccine o penne son ideales), puré de papas o arroz. Para verduras, espárragos asados, brócoli al vapor o una ensalada verde ligera con aderezo vinagreta son complementos perfectos.
- → Si el queso Asiago no está disponible, el Parmesano es el sustituto más cercano y funciona muy bien. También puedes usar Pecorino Romano (un poco más salado) o Gruyère para un sabor diferente pero igual de delicioso. Cualquier queso que elijas, asegúrate de que sea fresco y rallado al momento para una salsa más suave.
- ¿Puedo usar otro tipo de queso si no encuentro Asiago?
- → ¿Cómo evito que la salsa de crema se corte?
- Para evitar que se corte, reduce el fuego antes de añadir la crema y evita hervir la salsa una vez que la hayas añadido. Vierte la crema poco a poco mientras revuelves y mantén un hervor suave. Además, deja que el vino reduzca un poco antes de agregar la crema, lo que ayuda a equilibrar la acidez.