
Esta exquisita cazuela de pollo y espárragos bañada en una salsa de tres quesos convierte ingredientes sencillos en un plato digno de restaurante que además es bajo en carbohidratos. La mezcla de pollo tierno, espárragos frescos y una cremosa salsa de queso logra un equilibrio perfecto de sabores y texturas para una cena que te encantará.
Inventé esta receta cuando organicé una cena improvisada y necesitaba algo que impresionara sin pasarme toda la tarde en la cocina. La fuente vacía y las peticiones de la receta me dejaron claro que había sido todo un éxito.
Ingredientes
- Pechugas de pollo sin hueso ni piel: Busca unas de tamaño similar para que se cocinen parejo y córtalas a lo largo para que se hagan más rápido y queden más bonitas.
- Espárragos frescos: Los mejores son los de grosor medio, con las puntas cerradas y color verde brillante para mejor sabor y textura.
- Queso de cabra: Da un toque cremoso y tangy que hace que este plato sea especial. El tipo suave que viene en rulo funciona genial.
- Crema agria: Crea una textura aterciopelada en la salsa y añade un ligero toque ácido que equilibra la riqueza.
- Queso manchego curado: Proporciona esa deliciosa capa dorada con un sabor potente que complementa los demás ingredientes.
- Queso parmesano: Aporta un toque salado y a nuez que une todos los sabores en la salsa.
- Caldo de pollo: Forma la base de nuestra salsa mientras añade profundidad. Casero es ideal pero uno de calidad del súper también va perfecto.
- Mezcla de hierbas provenzales: Esta combinación realza el sabor del pollo con notas herbales por todo el plato.
- Aceite de oliva: Solo lo justo para dorar el pollo y desarrollar esos trocitos de sabor que enriquecen la salsa.
Instrucciones paso a paso
- Prepara el pollo:
- Empieza quitando toda la grasa visible de las pechugas y córtalas a lo largo para crear filetes más finos. Sazónalas bien con las hierbas, sal y pimienta. Calienta aceite en una sartén grande a fuego medio y dora los trozos de pollo por ambos lados hasta que estén dorados pero no completamente hechos. Pásalos a tu fuente de horno.
- Escalda los espárragos:
- Dobla un espárrago para ver dónde termina la parte dura y corta todos a una longitud similar. Córtalos en diagonal en trozos de 5 a 7 cm para crear más superficie para la salsa. Pon agua con un poco de sal a hervir suavemente y cocina los espárragos exactamente tres minutos. Pásalos a un baño de agua con hielo para parar la cocción y mantener el color verde brillante. Cuando estén fríos, sécalos bien con papel de cocina. Coloca los trocitos de espárragos sobre el pollo en la fuente.
- Haz la salsa de tres quesos:
- Vuelve a poner la misma sartén a fuego medio y echa el caldo para desglasar, rascando todos esos trocitos sabrosos del fondo. Deja que reduzca hasta unos 180 ml. Baja el fuego y añade la crema agria removiendo hasta que quede suave. Agrega el queso de cabra y el parmesano, sin dejar de remover hasta que estén completamente derretidos y la salsa quede sedosa. Vierte esta deliciosa salsa por encima del pollo y los espárragos y espolvorea el queso manchego por encima.
- Hornea hasta la perfección:
- Mete la cazuela en el horno precalentado y hornea durante 25 a 30 minutos hasta que el queso esté completamente derretido y la salsa apenas empiece a burbujear por los bordes. Vigila bien durante los últimos minutos porque si la salsa de queso se cocina demasiado puede cortarse. Deja reposar unos 5 minutos antes de servir para que la salsa se asiente un poco.

El queso de cabra es realmente la estrella secreta de este plato. Descubrí su magia en esta receta después de experimentar con varias combinaciones de quesos. Su textura cremosa se derrite perfectamente en la salsa mientras que su sutil sabor ácido crea una profundidad que un queso crema normal simplemente no puede igualar. Mi marido, que decía que no le gustaba el queso de cabra, se convirtió al instante después de probar esta cazuela.
Cómo elegir los espárragos perfectos
Elegir los espárragos adecuados marca una gran diferencia en esta receta. Busca tallos de grosor medio, como el de un lápiz. Los espárragos muy finos pueden pasarse y quedarse blandos, mientras que los muy gruesos podrían quedarse demasiado duros. Las puntas deben estar bien cerradas y los tallos deben ser firmes y de color verde brillante. Los espárragos frescos crujen ligeramente al doblarlos. Si en tu mercado solo hay espárragos gruesos, puedes usarlos igualmente, solo pela las partes inferiores con un pelador de verduras antes de cocinarlos.
Hazlo a tu manera
Esta receta acepta variaciones según lo que tengas disponible. ¿No tienes queso de cabra? El queso crema con un chorrito de limón crea una cremosidad ácida similar. Las espinacas o el brócoli pueden sustituir a los espárragos fuera de temporada. Para una versión más indulgente, añade bacon desmenuzado por encima antes de hornear. Si prefieres carne oscura, los muslos de pollo también quedan geniales, solo tienes que limpiarlos bien y ajustar el tiempo de cocción. La versatilidad de este plato lo convierte en una plantilla perfecta para crear tu propia cazuela única.
Sugerencias para servir
Esta cazuela brilla como comida completa por sí sola, pero puede mejorarse aún más con acompañamientos pensados. Una ensalada verde sencilla con vinagreta de limón proporciona un contraste refrescante a la rica salsa de queso. Para los que no siguen una dieta baja en carbohidratos, un pan crujiente para mojar en la salsa es divino. Un vino blanco seco como un Verdejo o un Albariño combina de maravilla con el perfil de queso cremoso a la vez que compensa la riqueza. Para una ocasión especial, sirve con tomates cherry asados en la rama, que añaden un toque de color y una acidez dulce para equilibrar el plato.
Conservación y recalentamiento
Esta cazuela se recalienta sorprendentemente bien, a diferencia de muchos platos con queso. Guarda las sobras en un recipiente hermético en la nevera hasta tres días. Para mejores resultados al recalentar, calienta porciones individuales en el micro al 70% de potencia con una tapa suelta para evitar salpicaduras. Para y remueve a mitad del calentamiento. El calor suave evita que la salsa se corte. También puedes recalentar en horno a 150°C tapado con papel aluminio hasta que esté caliente, unos 15 minutos. No recomiendo congelar este plato ya que la textura de los espárragos y la salsa de queso puede estropearse al congelarse.

Preguntas Frecuentes
- → ¿Cómo preparo el pollo para este plato?
Retira la grasa y membrana de pechugas de pollo sin piel ni hueso. Corta cada pieza a lo largo en dos partes. Sazona con condimentos para aves, sal y pimienta, y dóralos en una sartén.
- → ¿Cuál es la mejor manera de cocinar los espárragos?
Rompe las puntas duras, hierve los espárragos en agua con sal por tres minutos, trasládalos a un baño de hielo para detener la cocción, escúrrelos bien y sécalos con una toalla de papel antes de usarlos en la receta.
- → ¿Qué quesos se usan en esta receta?
Se utiliza queso de cabra suave, queso parmesano y cheddar blanco fuerte para crear una salsa cremosa y llena de sabor.
- → ¿Se puede preparar este plato por adelantado?
Es posible preparar el pollo y la salsa con antelación. Guárdalos por separado en el refrigerador y ensambla y hornea el plato justo antes de servirlo.
- → ¿Cómo evitar que el plato se sobrecocine?
Hornea a 375°F (190°C) por 25-30 minutos o hasta que el queso esté derretido y la salsa ligeramente burbujeante. Evita un tiempo mayor para que la salsa no se separe.