
Estoy entusiasmado por compartir mi versión del famoso Pollo Parmesano estilo Longhorn. Es uno de esos platos que sabe como si viniera directamente del restaurante pero puedes hacerlo en tu propia cocina. El pollo queda jugoso por dentro con una cobertura crujiente increíble y queso derretido encima, es pura magia culinaria reconfortante.
Por qué te encantará esta preparación
No vas a creer lo fácil que es conseguir ese sabor de restaurante en casa. El pollo queda súper crujiente y la cobertura de queso es simplemente divina. Se ha convertido en mi opción preferida cuando quiero impresionar sin pasar horas cocinando, además es mucho más barato que salir a comer.
Todo lo que necesitas
- Pechugas de pollo: Uso las que son sin hueso y sin piel, y las aplano para que se cocinen de manera uniforme.
- Queso: La mezcla de parmesano y mozzarella crea una capa superior quesosa increíble.
- Pan rallado: Usa el tipo que prefieras, normal, italiano o panko, todos funcionan genial.
- Condimentos: Especias italianas, ajo y pimienta hacen que todo sepa estupendo.
- Rebozado líquido: Solo huevos y leche para que el empanado se pegue bien.
Vamos a prepararlo juntos
- Prepara tu horno
- Caliéntalo a 190°C y toma una bandeja para hornear, úntala con un poco de aceite de oliva.
- Empana tu pollo
- Prepara tres platos: harina, huevos con leche y tu pan rallado sazonado. Pasa cada trozo de pollo en ese orden, asegurándote que quede bien cubierto.
- Consigue esa costra dorada
- Calienta aceite de oliva en una sartén y cocina tu pollo unos minutos por cada lado hasta que esté bonito y dorado.
- Hazlo quesoso
- Pon el pollo en la bandeja, mezcla los quesos con ajo, espolvorea todo por encima y hornea hasta que todo esté caliente y burbujeante, unos 20 minutos.

Qué servir como acompañamiento
Me encanta servir este pollo con puré de patatas al ajo. Un poco de brócoli al vapor o judías verdes al lado añaden un bonito color y frescura. ¿Quieres hacerlo extra especial? Sírvelo sobre pasta con salsa de tomate o mantenlo ligero con una ensalada fresca de jardín.
Preparación adelantada y conservación
Guarda las sobras en un recipiente hermético en la nevera, se mantienen bien por 3 días. ¿Quieres recuperar esa textura crujiente? Recalienta en el horno a 180°C. Incluso puedes empanar y freír el pollo con antelación y luego congelarlo. O prepara todo con hasta 24 horas de anticipación, solo guarda la cobertura de queso para cuando estés listo para hornear.
Dale tu toque personal
Prueba añadir ralladura de limón y perejil fresco al pan rallado para un sabor fresco y brillante. ¿Te gusta la comida picante? Echa un puñado de guindillas. ¿Lo quieres más quesoso? Añade un poco de queso provolone o manchego. ¿Necesitas que sea sin gluten? Simplemente cambia por harina y pan rallado sin gluten. Y para un extra de crujiente, intenta usar solo pan rallado tipo panko.

Preguntas Frecuentes
- → ¿Cómo logro que el pollo quede crujiente?
Pasa el pollo dos veces por el huevo y el empanizado para un extra crujiente. Además, dóralo bien en la sartén antes de hornearlo.
- → ¿Puedo prepararlo con anticipación?
Puedes empanizar el pollo y refrigerarlo antes, pero para mejor textura, cocínalo justo antes de servir.
- → ¿Cómo sé que el pollo está listo?
El pollo debe estar completamente cocido, sin partes rosadas, y el queso debe estar derretido y burbujeante. Usa un termómetro y verifica que alcance 165°F.
- → ¿Qué guarniciones combinan con este plato?
Puré de papas con ajo, ensalada o verduras al horno quedan ideales. Opta por opciones que resalten lo rico del pollo con queso.
- → ¿Puedo usar muslos en lugar de pechugas?
Claro, los muslos deshuesados también quedan muy bien. Ajusta el tiempo de cocción, ya que los muslos pueden cocinarse un poco más rápido.