
Estas albóndigas se han vuelto todo un tesoro familiar en mi cocina. El requesón las mantiene increíblemente jugosas mientras que la salsa Alfredo con espinacas envuelve todo en un abrazo cremoso. Es mi receta infalible cuando quiero preparar algo especial que a todos les encanta, ya sea para una cena familiar acogedora o cuando vienen amigos.
Lo que hace única esta preparación
Me encanta cómo estas albóndigas permanecen tan jugosas gracias al secreto del requesón. La salsa es puro lujo, sedosa y rica, con espinacas frescas que aportan un color precioso. Puedes servirlas sobre pasta, arroz o incluso verduras, haciéndolas perfectas para cualquier ocasión.
Todo lo que necesitas
- Pollo picado: 450g, fresco y magro, ideal para albóndigas tiernas.
- Requesón: 120g, cremoso y fresco, asegurando jugosidad.
- Queso Manchego: 60g, rallado finamente, aportando profundidad de sabor.
- Pan rallado: 120g, normal o casero, para estructura y textura.
- Ajo: 2 dientes, picados, para riqueza aromática.
- Nata para cocinar: 240ml, espesa y suave, creando una salsa deliciosa.
- Espinacas: 2 tazas, frescas y picadas, aportando color vibrante y nutrientes.
Cocinemos juntos
- Preparar las albóndigas
- Mezcla el pollo picado, requesón, queso manchego, pan rallado, ajo y condimentos. Forma bolitas de 2,5 cm y colócalas en una bandeja con papel de horno.
- Hornear las albóndigas
- Calienta el horno a 200°C. Hornea las albóndigas durante 20-25 minutos hasta que estén doradas y bien cocinadas, con temperatura interna de 74°C.
- Hacer la salsa Alfredo
- En una sartén, derrite mantequilla a fuego medio. Saltea el ajo hasta que suelte su aroma, luego añade la nata y deja hervir suavemente. Incorpora el queso manchego hasta que se derrita, después mezcla las espinacas picadas.
- Combinar y servir
- Añade las albóndigas horneadas a la salsa y cocina a fuego lento 2-3 minutos para que los sabores se mezclen. Sirve sobre pasta o arroz.
Compañeros perfectos
Nos encanta servirlas sobre tallarines pero quedan igual de ricas con cualquier pasta. Una ensalada fresca añade un buen contraste o prueba con algunas verduras asadas. No te olvides del pan crujiente para aprovechar hasta la última gota de esa salsa tan buena.
Simplifica tu vida
A menudo preparo las albóndigas un día antes, se calientan genial en la salsa. Incluso puedes congelarlas para días ocupados. Solo guarda la salsa aparte al congelar y todo se mantiene perfecto hasta por tres meses.
Cambia un poco
A veces uso pavo picado en vez de pollo, o las hago vegetarianas con champiñones y garbanzos. Un chorrito de vino blanco en la salsa añade una profundidad estupenda. Las escamas de chile le dan un toque picante y la col rizada funciona muy bien cuando quiero cambiar las verduras.

Buenas para tu salud
Estas albóndigas aportan mucha proteína del pollo y el queso, mientras que las espinacas añaden vitaminas importantes. El requesón trae calcio y grasas saludables haciendo de esto una comida completa. Con unas 650 calorías por ración, es satisfactorio sin ser demasiado pesado.
Guardando para después
Las sobras se conservan bien en la nevera unos tres días. Solo caliéntalas suavemente en la salsa añadiendo un poco de nata si hace falta. Para conservarlas más tiempo, mételas en el congelador y descongélalas durante la noche cuando quieras disfrutarlas otra vez.
Preguntas comunes
¿Necesitas hacerlas sin gluten? La harina de almendra o pan rallado sin gluten funcionan perfectamente. ¿Solo tienes espinacas congeladas? No hay problema, solo escurre el agua extra primero. Recuerda no mezclar demasiado las albóndigas, eso las mantiene tiernas.
A la mesa
Estas albóndigas brillan sobre cualquier pasta, pero especialmente con tallarines. El pan crujiente caliente es perfecto para la salsa y una ensalada fresca con aliño ácido equilibra todo maravillosamente.
Mis secretos de cocina
La clave para albóndigas tiernas es mezclar suavemente y usar bastante requesón. Ralla tu queso manchego al momento e incorpóralo despacio a la salsa para un resultado más cremoso. Apenas marchita las espinacas, así mantienen su color brillante.

Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo prepararlas con antelación?
- Claro, tanto las albóndigas como la salsa pueden hacerse antes y guardarse en el refrigerador. Se recalientan fácilmente, ideal para planificar comidas.
- → ¿Cómo congelo estas albóndigas?
- Congela las albóndigas y la salsa por separado hasta por tres meses. Descongela en el refrigerador y recalienta en una olla, ajustando la crema si es necesario.
- → ¿Puedo hacer esta receta sin gluten?
- Sí, usa pan rallado sin gluten o avena molida como sustituto. Los demás ingredientes son naturalmente libres de gluten.
- → ¿Con qué puedo acompañarlas?
- Sirve sobre pasta, vegetales en espiral o arroz de coliflor. Añade una ensalada o verduras al vapor para un plato completo.
- → ¿Cómo ajusto el espesor de la salsa?
- Para una salsa más ligera, agrega más crema. Para una más espesa, cocina más tiempo para reducirla. Espesará un poco más al enfriarse.