
En solo una bandeja, esta pasta con cebolla dorada lleva ingredientes normales a algo súper sabroso y acogedor. La cebolla se va cocinando tan despacio que su dulzura queda increíble, y no hace falta ni nata ni mantequilla para que la salsa quede cremosa.
Empecé a preparar esta pasta en medio de una semana loca de trabajo porque necesitaba algo que se hiciera prácticamente solo. El olor a cebolla dorándose llenó mi casa y ya sabía que venía algo rico.
Ingredientes
- Cebollas amarillas: Lo más importante de este plato, se ponen dulces y suaves al hornearlas despacio. Escoge las más firmes y con la piel crujiente
- Una cabeza entera de ajo: Al asarlo, el ajo se vuelve suave y dulce. Elige una bien prieta, que los dientes no estén sueltos
- Tomates secos: Dan un toque potente y colorido. Mejor los que vienen en aceite, pero hidratar los secos también sirve
- Leche de coco: Logra una salsa cremosa pero sin lácteos. Que sea entera para textura más densa
- Pasta corta (farfalle o la que tengas): Los lazos quedan geniales porque cogen bien la salsa, pero cualquier pasta corta sirve
- Hierbas frescas: Perejil y albahaca van genial, lo más frescas posible que encuentres
- Zumo de limón: Da el toque ácido que equilibra la cebolla. Mejor uno recién exprimido
Sigue estos pasos
- Ensambla la fuente:
- Mete la cebolla cortada, tomates secos y condimentos en una bandeja resistente al horno. Coloca la cabeza de ajo entera, solo cortando la punta, en medio. Rocía todo bien con aceite de oliva o el aceite de los tomates, así se dora mejor.
- Al horno despacio:
- Cubre con papel de aluminio para que la cebolla se ablande primero con su vapor. A 200°C, deja una hora dando vuelta a las cebollas a mitad de tiempo. Van pasándose de fuertes a doradas y súper dulces.
- Cuece la pasta:
- Veinte minutos antes de que salga la cebolla, pon a hervir la pasta como indica el paquete, pero con buena cantidad de sal. Cocínala al dente. Guarda un vaso del agua de cocción porque ayuda con la salsa.
- Haz la salsa:
- Cuando la cebolla y el ajo estén dorados y tiernos, saca el ajo. Cuando se enfríe un poco, aprieta para sacar los dientes blanditos y échalos encima de la cebolla. Añade la leche de coco, hierbas frescas y zumo de limón. Remueve todo hasta que quede una salsa suave.
- Junta todo y sirve:
- Mete la pasta ya cocida en la fuente. Mezcla bien, echando poquito a poco el agua de la pasta hasta el punto de salsa que te guste. Así la salsa se pega mejor a cada trozo de pasta y queda cremosita.

El ajo asado se ha vuelto lo que más me gusta de este plato. La primera vez que lo preparé para mi vecina italiana, flipó con el cambio del ajo. Le pareció brutal cómo pasa de fuerte a suavísimo con el horno. Ahora lo hace en su casa todas las semanas.
Preparación con tiempo
La pasta gana sabor de un día para otro, así que puedes hacer todo el plato antes y guardarlo hasta dos días. Cuando lo vayas a comer, mételo al horno tapado a 175°C hasta que esté calentito. Échale un poco de agua o caldo si ves que está seco. Si quieres ahorrar tiempo, puedes asar la cebolla con antelación y congelarla, luego solo pegarle un hervor con la pasta cuando toque comer.
Acompañamientos buenos
La mezcla de cebolla dulce y tomate ácido se lleva fenomenal con vinos blancos frescos y cítricos, tipo Verdejo o Sauvignon Blanc. Para completar, una ensalada de rúcula con aceite de oliva y limón corta la cremosidad y queda de lujo. Un extra de trigueros o brócoli al horno va perfecto también.
Cambia según la época
En verano, añade unos tomatitos cherry en los últimos 15 minutos para un toque fresco. Cuando es otoño, mete trocitos de calabaza antes de hornear para más dulzor y textura. Cuando haga frío, añade champiñones asados para un toque más terroso. Y en primavera, remata con guisantes frescos y hierbas suaves justo al final.

Este plato es una forma simple y elegante de lucir lo buena que queda la cebolla dorada y las cosas frescas. Sale fácil entre semana y te hace quedar bien si tienes visitas.
Preguntas Frecuentes
- → ¿Puedo cambiar el tipo de pasta?
Claro, pon la que quieras. Penne, fusilli, rigatoni... todas van genial porque agarran bien la salsa. Sólo fíjate en cocerla al dente (mira las instrucciones del paquete) y guarda un poco de agua para ligar todo después.
- → ¿Hay alternativa a la leche de coco?
No te va el coco o tienes alergia? Dale con nata, crema de anacardos o una opción vegana como crema de avena. El resultado cambia un poco el sabor pero tendrás esa textura suave que buscas.
- → ¿Cómo sé si las cebollas ya están caramelizadas?
Tienen que tener color dorado intenso (no quemadas), estar bien blanditas y mucho más pequeñas. El sabor debe ser bien dulce y profundo. Deja que se hagan despacio, la hora entera ayuda muchísimo a que queden perfectas.
- → ¿Puedo adelantar la preparación?
Sin problema. Haz la parte de la cebolla y guárdala en la nevera hasta dos días. Cuando vayas a comer, sólo cocina la pasta y mézclalo todo en caliente. Si ves que te quedó muy espeso, ponle un chorrito de agua de la cocción.
- → ¿Qué le va bien como acompañamiento?
Una ensalada verde fresquita va de lujo para cortar el dulzor y hacer el plato más ligero. ¿Quieres algo más contundente? Un pan de ajo o unas verduras asadas quedan genial. Un vino blanco seco remata el sabor dulce de la cebolla.
- → ¿Es este plato vegano?
Sí, todo viene de plantas. El toque cremoso lo pone la leche de coco, nada de lácteos ni huevo. Lo puede disfrutar cualquiera, sigas la dieta que sigas.